Cerca de sus sesenta años, varias veces vi a mi madre tener cortos periodos de cefalea, mareo y cierta confusión, que la obligaban a acostarse por el resto del día. Casi una década después se revelaría que en esos momentos estaba teniendo microinfartos cerebrales, que sentaron las bases estructurales de su futura demencia. Quienes investigamos la salud cerebral, no hemos pasado por alto que los ictus silenciosos, o microinfartos cerebrales (ICS), son contribuyentes significativos al deterioro cognitivo asociado a la edad y, finalmente, a la demencia avanzada. A pesar de su subrepticia presentación, estos eventos encubiertos van ejerciendo una influencia considerable en la función cerebral, alterando la estructura del Sistema Nervioso Central y precipitando el deterioro cognitivo. Este blog examina las causas y consecuencias de los ictus silenciosos, sumando a tu conocimiento para que puedas prevenir y restaurar tu cerebro -o el de tus seres queridos- evitando por esta vía el deterioro cognitivo asociado a la edad.
Fig.1 Los microinfartos cerebrales silenciosos, dado que pasan desapercibidos, van deteriorando al cerebro de modo acumulativo durante años, contribuyendo a los cambios patológicos que más tarde serán una franca demencia senil o la enfermedad de Alzheimer.
A diferencia de los grandes infartos cerebrales, que de inmediato dejan incapacitada a la persona, los ictus silenciosos son pequeñas lesiones isquémicas cerebrales -generadas por una falta de riego sanguíneo- que se producen sin síntomas clínicos manifiestos. Estos microinfartos suelen pasar desapercibidos, escapando al diagnóstico hasta que se detectan incidentalmente en estudios de neuroimagen. Dichos eventos encubiertos son predominantemente de naturaleza isquémica, resultado de enfermedad microvascular cerebral, esclerosis (endurecimiento) de pequeños arterias o fenómenos embólicos. Para estar en guardia contra este fenómeno debes hacerte varias preguntas:
Fig.2 La hipertensión moderada crónica -que, por definición pasa también desapercibida- va deteriorando la vasculatura cerebral, contribuyendo a la demencia. Su solución está en la restauración de la función mitocondrial, es decir la respiración celular, con intervenciones nutricionales específicas, entrenamiento y ayuno prolongado.
¿Tengo hipertensión moderada crónica?
Aunque sea moderada, la presión arterial por encima de 115-75 mmHg afecta mecánicamente a las minúsculas arteriolas cerebrales. Seguro oíste hablar de que es normal tener “ciento veinte con ochenta” (es decir 120-80 mmHg). Pues esto es incorrecto, ya que no hay un umbral de seguridad vascular real hasta que la presión sistólica desciende a 115 o menos. La hipertensión moderada crónica representa un factor de riesgo primario para los microinfartos silentes, y su peligro radica en que, como no es muy sintomática, permanece sin tratar. La hipertensión crónica conduce a disfunción endotelial, causando remodelación arteriolar y, paradójicamente, mayor susceptibilidad a la hipoperfusión cerebral o caída en la irrigación sanguínea de nuestra preciada biocomputadora central. Así, la presión alta nos predispone a microinfartos y lesiones de la “sustancia blanca”. La distinción entre materia gris y materia blanca en el cerebro humano es engañosa, en el sentido de que su parte blanca -cuyo aspecto se debe a la mielina, sustancia que recubre los axones neuronales- es tan importante como su contraparte más oscura.
Fig.3 A nivel celular, casi 40 micronutrientes son indispensables para mantenernos con vida. A medida que envejecemos (ya pasando los 40) declina nuestra capacidad digestiva y de absorción de nutrientes esenciales. La malnutrición es el factor clave de las mas peligrosas patologias degenerativas humanas.
¿Tengo aterosclerosis y/o tendencia a crear microcoágulos?
Todo el mundo comprende, aunque sea vagamente, la aterosclerosis: un progresivo endurecimiento de las arterias empobrece la circulación. Lo que es menos conocido es que también se generan pequeñas taponaduras por coágulos (llamadas tromboembolismos). Las placas ateroscleróticas en las arterias que ascienden por el cuello para irrigar el cerebro -las carótidas- y diversas fuentes de pequeños coágulos o émbolos, como la fibrilación auricular o la valvulopatía, suponen factores de riesgo adicionales para estos infartos cerebrales silenciosos. Cuando se examina el cerebro en una resonancia magnética, se pueden apreciar “salpicaduras” de microinfartos (llamadas también lluvias embólicas) producidas por la combinación de todos los factores tromboembólicos[1] mencionados. Así, sin darnos cuenta, se van produciendo discretos infartos silenciosos en regiones cerebrales estratégicas, creando las bases para una verdadera demencia futura.
(1) También existe la Enfermedad cerebral de vasos pequeños (ECVP): La CSVD engloba un espectro de cambios patológicos que afectan a las pequeñas arterias perforantes, arteriolas y capilares del cerebro. Estas alteraciones, que incluyen arteriolosclerosis, lipohialinosis y formación de microateromas, interrumpen la perfusión cerebral y deterioran la integridad microvascular, culminando en el desarrollo de infartos silentes y accidentes cerebrovasculares de tipo lacunar (que lucen como una laguna en el estudio de neuroimagen).
Fig.4 El entrenamiento con trabajo muscular fuerte es solo parte de la ecuación para evitar las isquemias y microinfartos cerebrales silenciosos... siendo los micronutrientes la base fundacional de la salud vascular.
Los microinfartos cerebrales silenciosos tienen un efecto acumulativo sobre la memoria, la atención, la productividad y la orientación en el espacio/tiempo, contribuyendo a la progresión del deterioro cognitivo de la edad, denominado a veces deterioro cognitivo leve (DCL) y la franca demencia. Estos infartos encubiertos alteran las redes neuronales, deterioran la transmisión sináptica (comunicación neurona-neurona) y promueven una cascada de procesos neuroinflamatorios, comprometiendo en última instancia la reserva cognitiva y la resiliencia del individuo.
A primera vista, la edad cronológica parece ser el factor de riesgo más evidente para los microinfartos silenciosos y el deterioro cognitivo de la edad. En realidad, no es nuestra fecha de nacimiento sino la carga acumulada de factores de riesgo vascular, (¡con la malnutrición crónica encabezando la lista!) enfermedad microvascular cerebral y procesos neurodegenerativos. Como es ahora evidente, la convergencia de estos ictus silenciosos con la patología del Alzheimer, incluidos el depósito de beta-amiloide y los ovillos neurofibrilares de proteína tau, deja ver la importancia de preservar la salud vascular y restaurar lo antes posible el metabolismo de tu organismo, ya que ambos tienen un claro impacto en los procesos neurodegenerativos, y el deterioro de tu capacidad cognitiva con los años.
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Nota para profesionales: Los accidentes cerebrovasculares silenciosos afectan preferentemente a las estructuras subcorticales, incluidos los ganglios basales, el tálamo y tractos de sustancia blanca, lo que provoca disfunción ejecutiva, enlentecimiento psicomotor y alteraciones de la atención y de la velocidad de procesamiento de la información. Por Disfunción Ejecutiva y enfermedad vascular isquémica subcortical puede entenderse la constelación de déficits cognitivos asociados a la enfermedad vascular isquémica subcortical (EVIS), comúnmente observados en la demencia vascular. Lo antedicho subraya el papel de los accidentes cerebrovasculares silentes en el deterioro cognitivo vascular. Se han descrito también lesiones de la sustancia blanca y síndromes de desconexión. Esto es entendible dado que la hipoperfusión cerebral crónica y la isquemia microvascular contribuyen al desarrollo de hiperintensidades de la sustancia blanca en los estudios de neuroimagen. Estos claros marcadores radiológicos de enfermedad de pequeños vasos alteran la conectividad interhemisférica, lo que afecta a la integración funcional y a la transferencia de información entre regiones cerebrales y predispone al individuo a padecer síndromes de desconexión y síndromes cognitivos por deterioro de la función ejecutiva. Para quienes son operadores de la salud humana, debe estar claro que los accidentes cerebrovasculares silenciosos constituyen saboteadores inadvertidos de la salud cognitiva, con efectos insidiosos sobre la estructura y la función cerebral, predisponiendo a sus pacientes a la demencia. Un conocimiento exhaustivo de las causas y consecuencias de los accidentes cerebrovasculares silenciosos es esencial para la detección precoz, la estratificación del riesgo y las intervenciones dirigidas a preservar la función cognitiva y mitigar el impacto de la patología vascular en la salud cerebral de las poblaciones que envejecen.
Ernesto Prieto Gratacós
Laboratorio de Ingeniería Biológica
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Es interesante hablar de la imagenología la que nos lleva a encontrar estas patologías silentes como dices en tu blog, pero he leído, aunque no tengo certeza , es que el medio de contraste usado en la RNM causa daño a nivel cerebral, creo que es el gadolinio, no sé si se use otro medio de contraste actualmente. Tienes tu alguna información al respecto, o estudios sobre los posibles efectos secundarios de este fármaco ??
Atte Erika.
Las microangiopatias por migraña están dentro de factores de riesgo?
Gracias por tan valiosa información y tus aportes Ernesto
De máxima importancia lo transmitido.
Poniendo el foco donde no hay luz.
Gracias.