Si bien somos exteriormente simétricos, las dos mitades del cerebro humano no son equivalentes. En principio por accidente, más tarde con todo propósito, desde el Siglo XIX cirujanos y neurólogos fueron observando importantes diferencias operativas entre el lado izquierdo y el derecho del cerebro. A esta disparidad para varias funciones cognitivas se le conoce como asimetría funcional de los hemisferios.
Si eres como la mayoría de las personas (neurológicamente hablando) tienes una dominancia hemisférica derecha para el procesamiento de imágenes y la ubicación en el espacio, y una dominancia hemisférica izquierda para comprender y generar el lenguaje. Una gran mayoría de los seres humanos son diestros (es decir, son más hábiles con la mano derecha que con la izquierda, y tienen además un ojo director). Mirado más de cerca, las dos mitades del cerebro también muestran diferencias anatómicas para el ojo experto. Pero, ¿tiene esto alguna relevancia práctica?, y más importante aún, ¿podemos hacer algo útil al respecto?
El mito del cerebro izquierdo y el cerebro derecho
Que ciertas habilidades son cruzadas y unilaterales no es ningún secreto. Quizá la razón evolutiva por la que surgió esta disparidad haya sido que procesar funciones en un solo hemisferio por vez confiere mayor velocidad a las operaciones, ya que no se necesita el cruce de información entre un lado y otro del encéfalo. Este cruce de información o transferencia interhemisférica tiene lugar a través de un denso haz de fibras nerviosas que hace de puente entre ambas mitades, el cuerpo calloso. Los científicos saben desde hace mucho que el cerebro no es monolítico y que las distintas partes del cerebro tienen propósitos diferentes.
Esto no significa que la Humanidad pueda dividirse entre personas lógicas y personas artísticas, pero quizás algo bueno podemos aprovechar de ello. Los primeros datos de los que se tiene constancia se remontan a 1861, cuando los científicos del cerebro tomaron nota del hecho de que los distintos tipos de traumatismos cerebrales provocaban pérdidas de capacidades diferentes, aunque específicas. Por ejemplo, las habilidades espaciales parecían residir más en el lado derecho del cerebro, mientras que el lenguaje, parecía estar localizado preferentemente en el izquierdo. Ya en los años 60, estas observaciones iniciales que se acumulaban en la literatura científica alcanzaron la esfera pública cuando se realizaron algunos escalofriantes pero útiles experimentos. Fue durante esta década cuando investigadores como Roger Sperry y Michael Gazzaniga experimentaron para encontrar formas de tratar la epilepsia grave.
Fig.1 Habilidades “lógicas” y habilidades ”artísticas” atribuidas a una y otra mitad del cerebro. Tal y como en el caso de Dr. Jekyll y Mr Hide, nuestra fascinación con la naturaleza dual de nuestra mente a dado aliento al mito de la clasificación de las personas en dos tipos contrapuestos: los del cerebro izquierdo (que calculan, analizan, describen y repiten) y los del cerebro derecho (que intuyen, perciben, conceptualizan e imaginan). Si bien el fenómeno neurológico de lateralizacion es un hecho, la verdad es que el cerebro opera holísticamente de todas maneras, pudiendo ser simultáneamente racional y empático.
Diferentes estudios han demostrado que la idea del “cerebro derecho” vs el “cerebro izquierdo” no es real, al menos no de la forma en que se suele presentar en los medios de comunicación. Había sin embargo una clase de pacientes epilépticos cuyas convulsiones se resistían al tratamiento farmacológico. Sin que importara con qué se las tratara, estas desdichadas personas seguían teniendo convulsiones frecuentes y muy destructivas para sus cerebros. Gazzaniga, Sperry y otros exploraron otras alternativas. Uno de los tratamientos que idearon era quirúrgico, y consistía justamente en cortar el cuerpo calloso, el puente de fibras nerviosas que conecta las dos mitades del cerebro. Durante esta operación los cirujanos simplemente cortan el cuerpo calloso, convirtiendo lo que antes era un único cerebro operativo esencialmente en dos cerebros separados. Por extraño que parezca, estas cirugías tuvieron moderado éxito en el tratamiento de la epilepsia, por lo que se siguieron llevando a cabo.
Fue a partir de esta clase de experiencias que los científicos se dieron cuenta de las diferencias regionales en el funcionamiento del cerebro. De hecho, el cuerpo de conocimientos obtenidos de estos individuos con el cerebro dividido es absolutamente fascinante. Como suele suceder, estos singulares hallazgos capturaron la imaginación popular, satisfaciendo quizá la humana necesidad de clasificar y tipificar todo en categorías simples.
Se divulgó entonces a la sociedad que el “cerebro izquierdo” es la mitad analítica, lógica y verbal, mientras que el “cerebro derecho” es la mitad creativa, emocional, visual y espacial. Siempre en el estilo dicotómico de los programas populares de televisión, se aseguró a la gente que si uno tiene inclinaciones científicas, y es desapasionado y racional, es porque utiliza el lado izquierdo del cerebro; mientras que las personas artísticas, creativas y empáticas lo son gracias a que utilizan el lado derecho. Empero, atractiva y simple como suena esta explicación, los humanos somos demasiado complejos para encasillarnos en una simple dicotomía Razón/Emoción.
¿Acaso no hemos visto nuca a un ingeniero saltar de alegría cuando su equipo favorito de fútbol anota un gol? ¡Sin duda, los matemáticos son capaces de amar a sus familiares y mascotas! Hay también muchos casos de músicos, actrices y pintores que poseen un alto cociente intelectual (IQ). El mundo humano no es blanco o negro.
¿Quién tiene entonces la razón? Claramente hay divisiones funcionales entre el cerebro derecho y el izquierdo. La más obvia es, por supuesto, que el lado izquierdo del cerebro controla el lado derecho del cuerpo y viceversa, así como también está la lateralidad (ser zurdo o diestro). También se ha observado que las personas zurdas tienen una cierta veta artística, como si se les diera fácilmente la caligrafía, la visualización y la pintura. Eso parece surgir de las diferencias entre ambos hemisferios y del desarrollo de los centros de control muscular fino de la mano. Pero las funciones que se están considerando son de tipo cognitivo, especialmente en qué región del cerebro se originan las diferentes modalidades de cognición... Y la realidad es que el pensamiento se genera en todo el cerebro. De todos modos, algunas de estas nociones dicotómicas tienen un cierto fundamento.
Por ejemplo, el procesamiento del lenguaje -considerado antes como perteneciente sólo al hemisferio izquierdo- se ha visto que ocurre en ambos: el lado izquierdo procesa la gramática y la pronunciación, mientras que el derecho procesa la entonación. También, los experimentos han demostrado que el hemisferio derecho no es el único responsable de la orientación espacial: el hemisferio derecho parece ocuparse de un sentido general del espacio, mientras que el izquierdo se ocupa de los objetos en lugares específicos de ese espacio. Y es relativamente reciente, con las modernas técnicas de imagen, que los científicos pueden observar el desarrollo de los pensamientos en tiempo real.
Se pueden mostrar a las personas imágenes agradables o revulsivas y pedirles que pulsen un botón para las molestas y otro para las agradables. Mientras esto ocurre, se puede monitorizar la actividad del cerebro. Para desentrañar los componentes individuales, los investigadores pueden simplemente presentar a los pacientes de la prueba las imágenes, pero sin exigirles que pulsen un botón. O, a la inversa, los sujetos de prueba pueden pulsar los botones sin ver las imágenes. Estas experiencias dejan claro que la idea del cerebro derecho/izquierdo no es real, al menos no de la forma en que se presenta a menudo en los medios de comunicación.
Conectando al cerebro derecho
Una creencia que emana de esta asimetría observada es que en los humanos se manifiesta una marcada dominancia de las funciones, haciendo al parecer que las personas se vuelvan predominantemente analíticas, repetitivas y secuenciales en lugar de integrativas e intuitivas. Ciertamente hay un beneficio en enriquecer nuestra manera de ver las cosas y el abanico de habilidades y capacidades que ahora tenemos. Liberarnos de esta dominancia izquierda no es un asunto sencillo, ya que resulta que la asimetría no es una deformación humana reciente, sino una característica universal de todo el Reino animal.
La sorpresa de las asimetrías hemisféricas arrancó con cirujano francés Paul Pierre Broca (1861), quien reportó la asociación entre la perdida del habla y las lesiones a un área muy específica de la circunvolución frontal izquierda. Pruebas recientes de la organización asimétrica en invertebrados pulpos, abejas y lombrices, revelan que la lateralización no se limita a los seres humanos[1], sino que constituye un principio fundamental de la organización del sistema nervioso.
Esta lateralización parece ser importante incluso para la supervivencia. Por ejemplo, los polluelos reconocen mejor a los miembros familiares con el ojo izquierdo que con el derecho y reaccionan más rápido ante un depredador que se acerca por la izquierda que por la derecha, mientras que la mayoría de las especies de peces muestran una tendencia constante a girar preferentemente hacia un lado cuando se enfrentan a un obstáculo mientras huyen de un depredador. Estos descubrimientos ofrecen enormes posibilidades en cuanto al empleo de especies modelo para investigar la ontogénesis y filogénesis de la asimetría cerebral humana.
[1] Tras el descubrimiento inicial en el lenguaje, se pensó que las asimetrías hemisféricas eran exclusivamente humanas. Pero las asimetrías cerebrales y del comportamiento se han observado ya en todas clases de vertebrados, incluyendo mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces.
Ernesto Prieto Gratacós
Laboratorio de Ingeniería Biológica
Muy bueno el artículo, muchas gracias!
Fascinante universo el cerebro…. Al hilo del tema, y ya hablando de otras patologías además de la mencionada (epilepsia), pienso que hay demasiadas personas que parecen usar mucho más la parte racional (fría, calculadora, exenta de emoción) y poco o nada la emocional (empatía, sentimiento)
Y los veo por todas partes: en familia, amigos, conocidos, compañeros, parejas… es escalofriante y al mismo tiempo (reitero) fascinante, pues el comportamiento puede simular una ‘normalidad’, pero bajo esa aparente normalidad, la persona realmente no empatiza ni siente nada por otros seres
Profundizando en el tema… inspirador y muy curioso
Gracias
muchas gracias!
Excelente artículo Ernesto, as usual!
He notado un 'typo' en el pie de foto, donde dice 'a dado' debería decir 'ha dado'. Un abrazo!