Filmando mi primer documental: CÁNCER & CIVILIZACIÓN empeñado en descifrar por qué no había cáncer entre los pueblos del Ártico, revisamos en profundidad las instalaciones -y los archivos científicos- del experimento Biosfera 2. Lo que encontramos allí es de importancia para ti y para tu familia, si es que tienes intenciones de optimizar tu salud y aspiras a una robustez sustentable. En 1991 se comenzó este singular experimento biológico y sociológico en el que cuatro mujeres y cuatro hombres se encerraron voluntariamente durante dos años en un ambiente aislado del medio exterior. El proyecto fue dirigido por un visionario líder humanista (John Allen) y financiado por el multimillonario tejano Edward Bass, quien hizo construir un enorme terrario de cristal y acero en medio del desierto de Arizona. La edificación sellada, con 1.28 hectáreas, permitía solo el paso de luz solar y su intercambio gaseoso con la atmósfera era apenas un 10% anual. A pesar de la esmerada planificación, el pequeño mundo creado en el interior de las instalaciones confrontó problemas técnicos y de equilibrio ecológico casi de inmediato. Debido a varios fallos agrícolas, los ocho científicos se vieron obligados a restringir severamente su dieta, con lo que -sin habérselo propuesto- el equipo se vio empujado al primer experimento controlado de restricción calórica en humanos.
Fig.1 VIsta exterior del complejo, fotografiada durante nuestro documental. El experimento Biosfera-2 fue diseñado con tres propósitos: investigación, educación y desarrollo de tecnologías ambientales para uso en la Tierra y en el espacio exterior. Biosfera-2 sostuvo la vida de ocho humanos y alrededor de 3.800 especies de plantas y algunos animales en siete biomas (selva tropical, desierto, sabana, manglar, etc.) sin que hubiera trastornos operativos de importancia.
Uno de los “biosferianos”, el doctor Roy Walford del UCLA Medical Center, a la sazón uno de los fundamentales investigadores en Gerontología de nuestro tiempo, registró gran cantidad de datos fisiológicos de sus compañeros. Corresponde a Walford también el mérito de haber asegurado que todos los presentes recibieran la adecuada cantidad de nutrientes esenciales a pesar de lo magro de la dieta. A medida que los meses pasaron se constató no solo una total pérdida de grasa, sino también un descenso de la glucemia, el colesterol y la presión arterial (tanto sistólica como diastólica). Su rendimiento intelectual y físico era muy alto -como atestiguaron las largas horas de trabajo diario necesarias para mantener sus cosechas y llevar a cabo las diferentes investigaciones y reparaciones en diversos ecosistemas de la enorme instalación. Su funcionamiento emocional (y sexual, a juzgar por las anécdotas) era también adecuado.
Fig.2 Los ocho científicos biosferianos -delgados por la restricción calórica crónica y el arduo trabajo físico- fotografiados en uno de los biomas del complejo. Tristemente, Roy Walford, el médico del equipo, falleció a los 78 años, producto de complicaciones respiratorias de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), enfermedad bastante incomprendida hasta ahora. Para tener acceso a los documentos y reportes del proyecto busca en el sitio web www.biospheres.com
El enorme valor de este ensayo consiste en que se trata de experimento a largo plazo en humanos que demuestra claramente que la Restricción Calórica con Nutrición Óptima (en sujetos voluntarios que además se ejercitaron físicamente de forma regular) funciona exactamente como se observó en los modelos animales. En términos humanos, la prolongación observada del máximum life-span correspondería a 120 años. La cuestión relevante ahora es cómo implementar un régimen semejante en nuestras propias personas, cómo pasar de nuestro actual modo de vida, a un estilo que propicie la longevidad y retrase el envejecimiento… sin apagar nuestra felicidad en el proceso. El proceso de envejecimiento es resultado de la interacción entre los genes, el ambiente y (en los seres humanos capaces de autocontrol) cierta conducta. Ha sido muy difícil encontrar efectos aislados de un solo gen en los experimentos con la Drosophila. Es necesaria, por ejemplo, una alta densidad larval -alto número- para medir un factor como la reproducción tardía. En este caso, el solo estrés de estar apiñadas hace que en las larvas se depriman o silencien algunos genes, lo cual hace más fácil la selección. Las líneas o estirpes que muestran una mayor longevidad difieren substancialmente entre sí en lo que respecta a su fisiología. Una estirpe puede ser más resistente al estrés oxidativo. En otra estirpe, las mosquitas exhiben mayor resistencia a la deprivación de alimentos o a la sequedad, a los vapores alcohólicos, al calor, etc.
Hay, por lo visto, múltiples mecanismos de envejecimiento y más de una ruta hacia la longevidad. La restricción calórica es el método más ampliamente validado para la prolongación de la duración máxima de la vida y el retardo de la senescencia en los mamíferos. Produce importantes cambios metabólicos asociados a los procesos de respuesta al estrés. Algo notable, si se considera la importancia de la capacidad metabólica y las respuestas al estrés a medida que se envejece. El estrés oxidativo parece ser particularmente importante, en especial porque el daño oxidativo se incrementa substancialmente con la edad. Para aplicar en la práctica estos principios incorpórate a nuestra mentpría grupal de cinco semanas AYUNO PROFUNDO 3.0:
Ernesto Prieto Gratacós
Laboratorio de Ingeniería Biológica
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